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Además de la presunción casi obligada de hablar del servicio doméstico ajeno como si siempre hubiéramos tenido algo parecido, sin pensar siquiera en personas que lo ejercen como oficio con toda la dignidad, y de las herencias ajenas casi como si las fuéramos a dar en vez de aspirar a recibirlas, como olvidamos, veo gran presunción en los partidarios de los grandes hombres de la pirámide social que son más iguales, empezando por no creer en otra igualdad que no sea la suya, como si la imp1idad se extendiera a sus propios errores y equivocaciones, adláteres incluidos que con frecuencia utilizan de cortafuegos y chivos expiatorios de sus propia necedades, como si los traidores solo traicionaran a los otros dejando a salvo a quienes los han criado e incluso favorecido en las malas artes en su provecho. Como prueba del algodón de la atención con que sigo los avatares y eventos de la casta dominante, estuve tratando el numerito del abanico de Soraya Sáenz de Santamaría en el asalto final a la presidencia del PP que retransmitieron todas las cadenas y canales de comunicación, por lo que no pude perdérmelo, como 1 acto original y único que se estuvo preparando largo tiempo, mientras que fue al ver recopilatorios de los personajes emergentes, que me percaté que lo hizo o hacía en todos y cada 1 de sus actos de campaña. Sobre la gente de que se rodea y va a esos actos, llega incluso a darme pena el personaje caído porque no hubiera alguien a su alrededor capaz de decírselo por lo bajo y a escondidas que a lo mejor estaba haciendo el ridículo, como mínimo que lo preparara mejor o evolucionara con 1 chiste al final, o probara otras cosas. Luego he caído en la cuenta que lo único que falla y lo convierte en algo ridículo a ojos vista es que perdió la votación, y pasó a serlo cuando dijeron el resultado, pero antes era imposible vistos los antecedentes y otros casos. Fue en el acto de aceptación de su victoria arrolladora de M. Rajoy ante su #tropa en noviembre 2011 que les dijo que lo dejaran en ridículo era lo único que no les iba a consentir, por que de ahí a pensar que basta con poner el listón tan realmente bajo, se superan y disculpan auténtico sapos, batracios, ranas, hasta culebras del verano serían capaces de comerse estos grandes estadistas con tal de mantenerse y aguantar, y problemas y gordos habría tenido el que hubiera osado decirlo, que en ningún caso podría ser que ni lo sabia. Luego seguí dándole vueltas a la pelota y encontré otro inequívoco, me refiero a la pillada de Cristina Cifuentes en el Eroski de Vallecas, algo que además de saberlo la manos largas y el vigilante jurado que se ve en la grabación, también tuvieron que enseñar a su protectora Cospedal y a M. Rajoy, que fueron las que la conminaron a dimitir, mientras que su publicación, otro de esos momentos que da vergüenza ajena como el numerito del abanico, se sintieron realmente obligaos porque la máster en varias carreras y porque no quiso más, se resistía a abandonar sus cargos en el partido en el que tan duramente había trepao. En circuito cerrado y fuera de los focos cuando pasó, aunque no después, tal que 1 24 agosto de 2014, el periódico ABC sacó en 1 breve que Jesús Gómez, alcalde de Leganés del PP y luego diputado regional de los que aplaudía a rabiar a Cifuentes y a su sucesor, aunque no parece que vaya a repetir en #lalista, contrató con dinero público del ayuntamiento a Gonzalo Boye, abogado y editor de origen chileno muy conocido por sus apareciones en la tele comentando el caso Bárcenas, en el que se personó como acusación popular y del que sacó entre otros datos el número de cuenta corriente en Suiza de Ignacio González, son detalles muy conocidos del caso Lezo, igual que lo que pasó en su momento, las consecuencias que tuvo hasta para los que recibieron el chivatazo, pero en ese auténtico duelo como en los cuadros de Goya, hubo 1 momento en el que Jesús Gómez con las manos manchadas de sangre por haber contratao y paseao del bracete de 1 etarra, logró hacerse recibir por Carlos Floriano y pasarle el número de cuenta corriente.